México ha sido, en los últimos 3 años, el centro de atención de inversionistas locales y extranjeros, esto se ha dado debido a las grandes expectativas generadas por las reformas estructurales, aunado a la gran estabilidad económica con la que cuenta en medio de la volatilidad internacional.

Independientemente de lo anterior, el país presenta grandes cualidades que lo hacen muy  atractivo para la inversión financiera y productiva, tanto para los empresarios locales como internacionales. Existen sectores productivos dedicados a la atención de las necesidades del consumidor doméstico, pero el sector se complementa con otros muy específicos que han encontrado en México una gran plataforma para la exportación.

México, con sus 118 millones de habitantes, representa un volumen potencial de consumidores sumamente atractivo para las empresas.

Adicionalmente, los analistas del sector privado indican que la capacidad de compra de los mexicanos ha repuntado con cierta consistencia en los últimos años, tanto por la generación de empleo como por la mejora del salario real derivado de la estabilidad económica, principalmente de la inflación.

Por otra parte, hay sectores muy particulares que son cíclicos, como la industria de la construcción, la cual hoy en día se encuentra en plena recuperación luego de haber atravesado un periodo recesivo, ocasionado por el más reciente cambio de sexenio, donde por cierto, la edificación no residencial encabeza el repunte.

Otras actividades como los servicios financieros también presentan un buen desempeño, y se prevé que la reforma financiera impulse más la colocación de crédito al sector privado.

No puede faltar el comercio, donde se tuvo un ciclo lento en 2014, principalmente en tiendas de autoservicio, pero ya se observa un repunte.

Como parte de estas actividades, en particular de la edificación, el mercado inmobiliario destaca por la inversión en el desarrollo de parques industriales, centros comerciales y edificios corporativos, entre otros. Esto hace que invertir en bienes raíces cada vez sea más atractivo por las bondades propias y tradicionales del mercado, porque además se han encontrado múltiples formas de financiamiento: para los desarrolladores y porque a través de los fideicomisos de inversión en bienes raíces (Fibra), miles de inversionistas financieros también lo pueden hacer.